martes, 24 de febrero de 2009

El asesor de alcaldes va en bus

Sábado, 18:00. Lo único que espero es subir a un bus, ir sentada hasta mi casa y escuchar música en el trayecto.

Ese día tomé uno en la intersección de las avenidas Colón y 10 de Agosto. Por suerte iba casi vacío así que pude sentarme. Y por suerte mi grabadora aún tenía pilas y pude escuchar música.

El bus hab­­­ía pasado la Y y se detuvo por unos minutos en la Estación Norte del Trole. Esta es una parada obligatoria. Hasta allí llegan muchos capitalinos para tomar los buses que los llevarán a sus destinos finales.

Fue ahí donde, entre una decena de personas, se subió un individuo. “Pare la música por favor señor chofer”, dijo. “¡Un vendedor! ¡A esta hora!”, dije.




No tenía fundas ni maletines. Sus canas pintaban un rostro de unos 48 años y vestía un buzo rojo y jeans.

Iba a subir el volumen de mi grabadora cuando le escuché decir: “El otro día me reuní con Paco (ex alcalde de Quito) y le dije señor alcalde hay que cambiar el diseño de las paradas”.

Su reflexión era la siguiente: las paradas en la capital tienen un grave problema y ese era que no cubren nada. Quito, ciudad de lluvia permanente, tiene paradas con aberturas entre el espaldar y la cubierta que permiten pasar el agua.

No me pareció nada descabellada su afirmación. Ahora que lo pienso los asientos que están en estas paradas siempre están mojados y pocos pueden cubrirse totalmente de la lluvia.


Pero enseguida creí que se trataba de una campaña. Las elecciones generales se avecinan y hacer política en los buses es inusual pero posible.

No. Se trataba solo de un vendedor, un vendedor de ideas. ¿Qué hacía un vendedor de ideas, en un bus, sábado, 18:00? Pues, al igual que otros de su clase, buscaba unos centavos.

Su charla se volvió interesante. Sacó varios papeles emplasticados, un par de ellos con fotografías de edificios en Quito y Guayaquil. Según él, esas obras fueron realizadas después de que las pidiera a Paco y a Jaime Nebot (Alcalde de Guayaquil) en beneficio de esas ciudades.

Ahora, su pedido era la construcción de mejores y más paradas. Y me hizo notar un detalle. Desde la Estación del Trole hasta Carapungo, donde vivo, no hay ni una sola parada. Y es cierto. Son más de 9 kilómetros donde los pasajeros esperan los buses bajo casas, locales o puentes.

Así que compré su idea. Al final de su exposición de 15 minutos le di un par de monedas para la publicación de esta y más ideas en otro libro. “La juventud es la que más apoya”, dijo cuando recibió mis 50 centavos de dólar. Entonces aproveché para preguntarle en dónde podría conseguir sus otros libros de los 10 que dijo había publicado. Se puso nervioso pero al final me dio el nombre de una librería y siguió recogiendo monedas en los siguientes asientos.

El hombre se bajó en el puente de Carcelén a 10 minutos de Carapungo y se perdió entre la gente que esperaba un bus bajo ese puente. Y momentos más tarde, en la siguiente parada se subía otra decena de personas empapadas por la lluvia.

9 comentarios:

zyrkero dijo...

La lluvia no es mala

wAlter diEgo dijo...

Hola Su, soy Carlo, que bacán que ya tengas blog! Está original.

Saluditos, este es mi blog.

Chaitos.

carlo.

Chamaco08 dijo...

Me alegro que saques provecho a tus viajes.... interesante, divertida y particular tu nota...

Anónimo dijo...

Excelente la reflección, pero lo ideal sería que se haga algo por apoyar lo que algunas personas consideran descabellado a estas ideas, que muchas veces son mas de sentido común que de personalidad.

Marco S. dijo...

Yo también vivía en Carapungo.. y tienes razón, no hay una sola parada desde Carcelén hasta nuestro barrio. La última vez que estuve en Quito se notó bastante.
Te felicito por el blog, con lo que pasa en un bus podemos escribir libros enteros.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

muy bueno el dato si recuerdo aun cuando tomaba el bus en esa epoca no muy lejana pero siempre me gusto eso de llegar a casa mojada solo para cambiar la rutina ...prefiero mil veces Quito que aquellas en guayaquil
BUENO SALUDOS DE UNO de esos tres millones que se fue en busca de un futuro mejor pero algun dia regresare no a mi guayaquil natal pero a san antonio de pichincha el mejor lugar del mundo o mas bien a mi Ecuador

Anónimo dijo...

Me parecio muy interesante tu blog, leo mucho en internet y se de lo que hablo. Soy de Quito pero vivo en cuenca e igual a ti toda la vida en bus. Como podemos hacer los lectores de este blog para enviar nuestras vivencias de lo lindo de viajar en bus.....y por eso pienso lo siguiente " solo en ecuador te cantan y venden caramelos para hacerte sentir como ellos...feliz".

Susana Morán dijo...

Hola Giovanny y a todos los que han comentado mi blog. Sus opiniones en realidad me animan y entusiasman a seguir con mis historias. Por eso si ustedes quieren publicar también sus experiencias las pueden enviar a mi correo: susanamorg@hotmail.com. Un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

Maese Susana:
Cuando el telón cae y las luces están apagándose, salen desde quién sabe donde, muchos personajes tan cotidianos como originales. Te felicito por este relato, lo siento también como un homenaje a esos seres humanos que de tanto andar y andar se van volviendo transparentes.
Así que como afuera está cayendo un aguacero de información en la ciudad internet, yo me subo a este bus un ratito.