domingo, 17 de mayo de 2009

El paisaje de un viaje




















4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace dos años visité Ecuador, soy de Guatemala. Subí los buses de la estación norte y quedé muy complacido con el servicio. Aqui en mi país el transporte es uno de los dolores de cabeza diarios talvez por eso es que sentí la gloria con el tranporte de tu país. Felicidades, creativo el tema de tu blog, cuando puedas pasa por el mío.. conocerás algo de mi país. http://delcerebroalblog.blogspot.com/

sandra dijo...

que divertido tu blog, me encanta la idea de contar historias en un bus...pasa tanto, vez tantas caras, te imaginas tantas historias. Muy bueno.

Anónimo dijo...

Las historias de camino son muy interesantes, en especial para quienes nos dedicamos simplemente a observar lo que pasa. En algún momento retomaré ese tema en mi blog: andres002.blogspot.com

Salu2

Anónimo dijo...

imagínense que a eso de las dos de la tarde te subes en un bus San Carlos de los que van por la Occidental hasta el estadio de la Liguita. El bus sale de su parada en Los Dos Puentes y avanza por la Necochea, despacito, despacito. Para cuando llega al mercado de San Roque, han pasado casi quince minutos y entonces pasa rauda y veloz otra unidad de San Carlos, de los que van a Atucucho, y detrás de ella, un Rapitrans que sale desde el antiguo terminal del Cumandá. como por arte de magia, el bus gana velocidad y se interna en el primer túnel: el de San Roque. se cambia de carril (ajá, eso que se supone que no se puede hacer) y rebasa al Rapitrans. El rapitrans también se cambia de carril, pero como no logra rebasar, se regresa al carril derecho. LLegamos al Tejar. ahí ninguno de los tres buses para y la carrera continúa por el túnel de San Juan. Finalmente, en la Av. Occidental, el bus se detiene a instancias de una persona que debió quedarse antes de entrar al último túnel. Cruce de insultos. Acelerón para evitar que el otro San Carlos y el Rapitrans alcancen al bus inicialmente lento. giros casi en dos ruedas. Paradas a la fuerza. Más insultos. Avenida Mariana de Jesús. (Yo digo, bien podríamos quedarnos aquí nomás en medicina judicial, digo, para evitar la recolección de restos.) En la tortuga (parte superior del motor del carro)duerme plácidamente un querubín de unos tres años, bastante parecido al conductor que ahora flirtea con una muchacha de uniforme de colegio, sentada también en la tortuga. Bajada al bosque, roce con un auto pequeño, más insultos, llegada al semáforo de la jefatura de tránsito. Frenazo. No entiendo cómo es que los que van de pie no se paran de cabeza. Nueva carrera. En la Av. Fernández Salvador, el oficial del Rapitrans se baja y emprende una veloz carrera para timbrar. Aprovecho el semáforo en rojo y me bajo aunque el bus está en el carril más a la izquierda. Trato de no morir aplastada mientras cruzo la avenida. Le pregunto al oficial del San Carlos que ojalá llegue hasta el estadio de la Liguita: ¿verdad que el niño que va en la tortuga no es hijo del chofer? el chofer apaga el carro y se baja. ¿Y por qué no va a ser mi hijo? digo, porque cuando uno viaja con los hijos trata de llevarlos seguros. Y como venimos...así como venimos.
Llego a mi casa. Eso de que la Occidental es una vía rápida, no es ningún sentido figurado. si no me creen, compruébenlo, súbanse a un san Carlos o a un Rapitrans.